De la mano de Carlos Vives y Manuel Medrano, el pianista Arthur Hanlon presenta el álbum más elaborado de su carrera

Luego de los discos Piano y Mujer, que tuvieron a Kany García y Goyo como acompañantes, el estadounidense apasionado de la música latina eleva el nivel de sus composiciones.
De la misma manera que otros grandes del piano como Richard Clayderman que han combinado su instrumento con los sonidos de la música pop, y posiblemente con inspiraciones similares, Arthur Hanlon se ha abierto camino en la industria musical con dos cualidades principales: la forma tan emotiva en que toca el piano y las colaboraciones con artistas de renombre.
En años pasados, con canciones con estrellas de la talla de Kany García, Goyo o Marc Anthony, con quienes según él remarca principalmente hizo covers o canciones de estos artistas en nuevas versiones. Por lo que su nuevo disco no solo fue la oportunidad de grabar con artistas cercanos como Carlos Vives, Manuel Medrano o Yotuel (también conocido por su paso por la agrupación de hip hop Orishas), sino la oportunidad para presentar un disco compuesto solamente de composiciones propias.
En la primera parte de 2 MANOS 1 MUNDO, ya que en esta entrevista con Billboard Colombia remarca que a pocas semanas de haber lanzado el disco ya está componiendo la continuación del proyecto, el pianista estadounidense de ascendencia irlandesa explora ritmos latinos como la cumbia, el chachachá y el guapango, en un ánimo de profundizar la exploración de la música latina que viene realizando desde hace alrededor de veinte años.
Arthur Hanlon ha tenido varias canciones que se han destacado en charts de Billboard, entre las que pueden recordarse “La Gorda Linda” y “Ya Te Olvidé” (con Ricardo Montaner). También tuvo una nominación a premios Emmy, por el jingle “Esta Navidad”, y realizó una canción benéfica llamada “La Gota de la Vida” para apoyar al Centro de Investigación del Cáncer City of Hope.
En la grabación participaron 46 artistas, entre quienes se destacaron Enrique Iglesias, Gilberto Santa Rosa, Luis Fonsi, entre otros, y para la grabación contaron con la participación del cineasta colombiano Simón Brand.
En uno de los comunicados de prensa que han salido de este disco 2 MANOS 1 MUNDO se menciona una idea preciosa, en la que se explica que «GOODBYE», la canción con Carlos Vives y Goyo, buscaba conectar el río Mississippi con el río Magdalena…
A mí me encanta cocinar y me encanta invitar a otros artistas a mi casa, para también hablar de música, tomar un traguito, tú sabes. Hace un año invité a Carlos y a su esposa Claudia Elena, y a él le encanta hablar de la cumbia, cómo nació y su conexión con el río Magdalena, que data de quinientos años y con ritmos africanos, gaitas de gente indígena, armonías europeas, etc.
Mientras él está hablando yo pienso que eso suena como el río Mississippi con el blues. La misma historia, es increíble. Entonces tengo una idea loca en mi cabeza, ¿qué tal si los dos ríos se conectan musicalmente? Esa fue la metáfora para toda la obra.
¿Cómo fue el proceso de hacer el álbum, armar la idea, decidir las canciones y quienes serían los invitados ideales para poner en ellas?
Hace un año, un poquito más, terminé con mi segundo especial para HBO, que se llama Piano y Mujer. Esas dos ediciones fueron espectaculares, una experiencia alucinante, pero casi todas las canciones eran covers. Así que yo quería regresar a escribir, componer y hacer colaboraciones con gente que admiro y respeto mucho musicalmente.
¿Cómo los fuiste eligiendo? ¿Por qué Carlos Vives, por qué Yotuel?
Todo empezó con Carlos, porque hablamos como por cinco años de que teníamos que hacer algo juntos y después de esa cena en mi casa, yo lo comencé a tener más claro, a partir de esta idea de tener dos ríos conectando. Yo creo mucho en la química y no pienso tanto en quién sería estratégicamente el cantante para traer a un tema.
Por eso llamé a mi hermano Yotuel, con quien ya hemos hecho muchísimas cosas juntos e hicimos este son cubano, bueno realmente es un chachachá, como de los años cincuenta, pero mezclado con hip hop, con blues y con piano. A Ana Barbara (la otra participante de la canción) me la encontré en un avión, por casualidad estaba en frente de mí y el primer video de mi vida fue con ella, hace unos veinte años. Fue un acto de Dios, creo.
Otra canción que llama la atención es “SOL” con Manuel Medrano y me imagino que escuchaste el tema que tiene con Nile Rodgers de Chic, que tiene una vibra similar.
Habíamos hecho también una colaboración en el álbum de él que se llama “Luna”, hace como nueve meses y yo sé que a él le encanta el R&B de los años ochenta. Y yo soy de Detroit y vengo tocando esta música desde hace más de quince años. Así que pensé: “¡oh my god!, esta es la oportunidad perfecta”. Así que yo puse el vibe, él la letra y así salió la canción.
Cuando estamos componiendo algo nuevo y no haciendo covers, para mí es muy importante contar con la personalidad de la gente. Los gustos, para que podamos hacer algo que sea mucho más que la suma de dos partes.
No sé si la comparación sea la más adecuada, ¿pero se te podría comparar con un Richard Clayderman? Es que pienso en cómo ambos han encontrado un equilibrio entre lo que quieren hacer y las tendencias de la música pop.
Él toca un piano que tiene 88 teclas y yo también, pero musicalmente somos muy diferentes. Sin embargo, él también fue una inspiración, porque desde niño me ayudó a entender que para un pianista es posible romper barreras y tener éxito con este instrumento.
Volviendo a Piano y Mujer, me gustaría saber de dónde te vino la idea de hacer esos discos y cómo querías proyectar la imagen femenina a partir de ellos. ¿Cómo querías que el público viera a estas cantantes a partir del proyecto?
Tú sabes lo que la pandemia y con eso me llegó una energía rarísima. Yo estaba en mi casa pensando qué podía hacer para alimentar mi alma y para crear música. Y en esa búsqueda de hacer algo que sonara sencillo y sincero, a la vez, pensé en el piano acústico y la voz femenina.
Primero llamé a Kany Garcia, a Goyo y a Natalia Jiménez, y esa fue la inspiración de proyecto, para hacer un disco puro, sin autotune, en vivo, con solo nosotros y posiblemente motivado por la pandemia. Para mí fue lo máximo.
Una de las canciones más inesperadas del disco es “BALA PERDIDA” con Ángela Aguilar, quizás porque no sabíamos de tu cercanía con ella. ¿Cómo nació esta colaboración?
Yo conocí a Ángela hace dos o tres años, cuando tocamos juntos en los premios de Women In Music de Billboard y respeto la enorme disciplina que ella tiene, igual que la que yo trató de tener con mi piano.
Hace años yo estuve viviendo en México y me enamoré del guapango, que es un ritmo folclórico. Yo quería hacer una pop song con este ritmo (empieza a tararear cómo suenan las composiciones en ese estilo), porque eso no existe y comenzamos a trabajar esa canción con ella y con Pepe su papá.
No sé entre el público latino de Estados Unidos, pero en Colombia ahora tienen mucha fuerza los afrobeats y en particular los que son hechos por artistas de acá. ¿Has escuchado artistas como Kapo o Beéle que te puedan llevar en un futuro cercano hacia esa dirección?
Leíste mi mente, ¿conoces al productor Nady? Con él hemos estado trabajando en la segunda parte de mi álbum, con esta idea en mente, para mezclar mi piano con algo así como los afrobeats. Siempre estoy buscando cosas que suenen diferentes, nuevas y frescas.