Chocolate Remix: el experimento sonoro que combinó feminismo y reggaetón

Nació como un impulso artístico de Romina Bernardo y terminó convirtiéndose en un vehículo para hablar de la importancia de lo queer desde los entornos populares.
Cuando Chocolate Remix publicó su primer disco llamado Satira en 2017, muchos medios del continente se enfocaron en una de sus principales cualidades: que era reggaetón feminista. Si bien hoy en día el debate estaría más abierto y podría hablarse tanto de la importancia del mensaje de Ivy Queen, como la importancia de otras artistas como Tomasa del Real o Ms Nina, que le fueron contemporáneas, lo cierto es que el proyecto de Romina Bernardo fue fundamental para impulsar nuevas formas de perreo y, sobre todo, nuevas formas de perreo hechas por mujeres… y para mujeres.
En realidad, Chocolate Remix se presenta como banda, pero está conformado solo por Bernardo. Inicialmente fue concebido como un proyecto más artístico que musical, que a lo largo de los años se ha ido nutriendo de productores y compositores cercanos, así como de la artista Mora Destroya, quien la acompaña en presentaciones en vivo y es su pareja, desde el año 2019.
“Cuando yo empecé, todavía no teníamos tanto reggaetón hecho por mujeres, que hablaran de este tipo de cosas. En cambio, hoy siento que hay muchas más propuestas y eso me permite irme por otros lugares”, explica la cantante, quien se ha definido abiertamente como feminista, lesbiana y reggaetonera, pero que a lo largo de su trayectoria también se ha permitido explorar otros sonidos como la electrónica y la cumbia.
A primera vista, uno podría pensar esa transición entre “Como Me Gusta a Mí”, – su primer video con millones de vistas en YouTube y en algún momento bloqueado en la plataforma, que mostraba a quince o veinte mujeres desnudas teniendo intimidad – o “La Fiesta”, el hit electrónico que explotó en marchas populares en contra del gobierno del presidente Javier Milei (que también tiene la melodía de “Todavía Cantamos” de Víctor Heredia, muy utilizada para las arengas de este tipo de protestas), hay una tendencia al eclecticismo que Romina Bernardo ha impulsado en un ánimo de lograr un mensaje más universal.
Para ella, el motivo de tener una propuesta y con géneros musicales tan diversos es mucho más simple: “Uno va encontrando distintos universos sonoros y simbólicos, con los que trabajar. Es que como sí fueras un pintor que trabaja con oleo y descubre otras técnicas”, remarca.
Entre sus reggaetones, en clave feminista, más destacados, también podrían mencionarse el himno de denuncia “Ni Una Menos” (su mayor éxito en plataformas) y el reggaetón “Bien Bow”, que haciendo referencia a un clásico muy homofóbico de la música jamaiquina (“Dembow de Shabba Ranks), tuerce el mensaje para soltar frases como “soy bien bow, soy bien ‘torta’ y lo que piensen de mí no me importa”. También en referencia a un término despectivo que en Argentina se utiliza para referir a las mujeres lesbianas.
Chocolate Remix no sólo ha sido un proyecto conceptual y musical que ha lanzado varios discos y canciones donde brillan colaboraciones con artistas como la rapera mexicana Niña Dioz, el cantante de dancehall jamaiquino – abiertamente gay – Lexxicon o el reconocido grupo de percusión e improvisación argentino llamado La Bomba Del Tiempo. Sino que ha sido también una iniciativa abiertamente queer, donde no solo se habla de la libertad, sino que se proponen nuevas formas para entenderla.
“Las personas queers cuestionamos muchas cosas que están establecidas, que no son solamente la sexualidad. Nos hemos sentido un poquito más incómodas con las lógicas del mundo heterosexual y cuestionado las formas en que funcionan las relaciones”, aclara la compositora, cantante y productora de Chocolate Remix, sobre este término que a ratos puede ser confuso para las personas que no estamos tan relacionadas.
No es que Chocolate Remix sea una banda que quiera definir todo con etiquetas, pero Romina Bernardo también entiende la importancia de usarlas, para que otras personas se sientan representadas. “A mí me pasa que muchas veces me identifico con muchas, por ejemplo la etiqueta mujer me parece muy poderosa, pero en mi caso analizo la necesidad de usarlas dependiendo de quien tengo del otro lado”.
Además, lo más importante que se puede decir de Chocolate Remix es que – tanto Romina Bernardo como Mora Destroya – han trabajado durísimo. Cada año viajan a presentarse en Europa, tanto en grandes ciudades como París o Berlín, como en cuanta población pequeña se les atraviese. Probablemente porque viajar por el mundo, no solo les ha ayudado para crecer como artistas, sino para entender – cada vez de mejor manera – que sus preocupaciones no son tan diferentes de una persona LGTBIQ+ del viejo continente.
“Es un proyecto que se mueve mucho alrededor del mundo, entonces me escucha una chica en Suiza, me escucha un chico en México o alguien en Alemania, explica Bernardo, aclarando que esa migración constante la conecta con diferentes realidades. “Hay chicas que me dicen ‘yo comencé a ser lesbiana con tu música’, te descubrí y al año conocí a mi primer novia”.
Es como si en la música de Chocolate Remix, miles de chicos hubieran encontrado un espacio seguro, un lugar de escape de la realidad donde personas que eligen amar sin etiquetas pueden estar tranquilas. Después de todo, y como bien explica Bernardo, “la Comunidad LGBTIQ+ es casa, es lugar donde una hace pie, mi gente y cuando yo estoy en Buenos Aires, o en cualquier lugar del mundo, veo una bandera y me siento segura”.