preloader
Loading ...
Entrevistas

Santiago Cruz celebra 15 años del álbum que disparó su carrera

  • Publicado septiembre 19, 2025
Santiago Cruz celebra 15 años del álbum que disparó su carrera
Andrés Alvarado

Producido por Nacho Mañó y trabajado entre Colombia y España, Cruce de Caminos fue el punto de partida de la carrera del ibaguereño, quien ahora le rinde tributo por todo lo alto.

“Mi consciencia naufraga en tu sangre”, decía la letra de uno de los primeros éxitos de Santiago Cruz, incluido en su recordado disco Cruce de Caminos. Su tercer álbum, ese que le demostró que por fin lo había logrado, que ahora sí podría ser una estrella. Canciones que eran digeribles, con letras románticas y simples, pero también con momentos de oscuridad, con los que los nuevos oyentes podían sentirse identificados y pensar: “hermano, ¿quién te hizo tanto daño?”.

Sin embargo, Cruce de Caminos termino funcionando hasta tal punto que no tuvo uno, sino, por lo menos, cuatro éxitos. A los que se suman “Cuando Regreses”, “6:00 a.m.”, “Y Si Te Quedas, ¿Qué?” y “En Tus Zapatos”, y otras grandes canciones como “Mariposas En La Panza” (en algún momento interpretada con Fonseca), que se fueron ganando un lugarcito en el corazón de sus fanáticos.

Ahora presenta Quince de Caminos, un disco con invitados como Monsieur Periné o Juan Pablo Vega, donde revisita las canciones de este álbum, a fines de rendirle el homenaje correspondiente, y con la producción de la misma persona que produjo el álbum publicado hace década y media: Nacho Mañó de Presuntos Implicados.

Si bien Cruz ya había revisitado canciones en su disco Elementales de 2019, en este caso de la mano de invitados como Morat, Andrés Cepeda o Vicente García, el artista explica que el componente diferencial en este caso es que se trata de un disco en vivo. Inspirado en los conciertos de Primera Fila que Sony Music hacía años atrás, donde Santiago aparece como invitado en un directo de Franco De Vita para que juntos hagan “Cálido Y Frío”.

Lo maravilloso de poder conversar con Santiago Cruz sobre estos dos discos, en el momento en que Cruce de Caminos cumple 15 años – y a pocos días de que, posiblemente, presente ante 12.000 o 13.000 personas uno de los conciertos más importantes de su carrera – tiene que ver con una cuestión natural: el artista ha cambiado. Y ahora, con una mayor claridad de su proyecto, de sus objetivos y hasta de la industria musical en general, nos regala unos minutos para entender cómo han sido estos últimos quince años de la travesía. Los quince años más importantes de su carrera.

Cruce de Caminos fue un parteaguas en tu carrera, con canciones como “Baja La Guardia”, que tenían frases que se sentían muy dicientes, como propias de una persona que estaba con mucho dolor y que componía de forma muy sincera. ¿De dónde te venía esa motivación?

Para mí el tema de la composición siempre ha sido una herramienta de gestión emocional. Durante muchos años yo ni siquiera sabía cómo tramitar esto, conversando, con terapia o amigos, lo que fuera ¿No? Para mí se trataba de sentarme a escribir canciones y Cruce de Caminos (2009) fue mi tercer disco, que vino luego de un segundo disco en 2006… al que le fue muy mal. Tenía la ilusión de una última apuesta y yo dije, bueno, lo voy a intentar y si ya este no funciona, pues no fue.

Lo que pasa es que Cruce de Caminos fue creado en un momento muy particular de mi vida, donde a los 30 años empecé un proceso de rehabilitación de adicciones. Entonces todas esas canciones vienen impregnadas con esa energía, con un poquito de arrepentimiento y de dolores de heridas muy fresquitas que acaban de pasar con todo esto que estaba, que yo venía viviendo emocionalmente y con toda esta energía renovada de un proceso de rehabilitación como este. Un proceso de encontrarme, de mirar de frente los traumas, los dolores, los vacíos. Entonces un disco que tiene una energía muy particular, muy, muy particular.

Hay mucha gente que, eventualmente, me dice o me pregunta si haré otro disco como Cruce de caminos, pero es imposible y, en particular, “Baja La Guardia” tiene una trampita. Porque se puede llevar a las relaciones de pareja, pero la canción es uno de los 12 pasos de la rehabilitación, que tienen que ver con pedirle perdón a las personas que uno ha lastimado.

¿Cómo fue ese momento de comenzar a componerla?

Bueno, esta canción, ¿cómo surge? Yo me pongo en la situación de estar en una habitación, con todas las personas a las que había lastimado en el pasado, como si las tuviera enfrente y pensando qué les quisiera decir. Ahí entendí que lo primero que quería que ellas entendieran es que realmente no fue mi intención. ‘Yo no quería cagarte, yo no lo quiero lastimarme, lastimarte. Lo que pasa es que estoy tan herido y tan jodido…’.

Por eso la canción comienza así, “si es preciso, te recuerdo que no fue mi intención”. A partir de allí comienzo toda la construcción de la canción.

¿Crees que los fanáticos entendieron el trasfondo o la vieron solo como una canción de amor y desamor?

No, principalmente prosperó como canción de amor (risas) y al final la canción queda presa de la trampa que yo mismo le puse y yo creo esa es una trampa muy común, porque las relaciones de pareja es, tal vez, lo más común que tenemos los seres humanos. No importa la religión que tú profeses, no importa la clase social de la que vengas, tu posición socioeconómica, tu ideología política, tu color de piel, no importa absolutamente nada.

Tú te enamoras, te desenamoras, te lastiman, lastimas; es tal vez el denominador común. Entonces creo que ese anzuelito es muy útil para luego tirar algo un poquito más amplio.

Una canción que, al igual que todo el disco, está producida por Nacho Mañó de Presuntos Implicados, de quienes, probablemente y al igual que muchos colombianos que vivieron la niñez o adolescencia en los años noventa, debes haber escuchado muchas canciones. ¿Pero cómo llegaste a él?

Bueno, más allá de Presuntos Implicados, Nacho Maño ya había producido dos discos de Alejandro Sanz, de mis discos favoritos de él. Un en vivo que salió muy temprano en su carrera y luego el álbum Si tú me miras. Y fíjate que yo en medio de todo eso, de este delirio de la última apuesta. Totalmente quebrado, pero me sentía como una partida de Póker, con muy buenas cartas, pero pocas fichas. Las canciones eran mis buenas cartas.

Así que le escribí a Nacho por MySpace, que era lo que se usaba en aquel entonces: ‘Hola, qué tal Nacho, soy Santiago Cruz, cantante y compositor colombiano. Aquí en mi perfil puedes ver lo que yo hago, sería un sueño trabajar contigo’ y le mandé el mensaje.

Semanas, o, tal vez, un mes después, apareció el mensaje. ‘¿Qué tal Santiago?, gracias por escribir, estuve escuchado tu material y creo que juntos haríamos cosas muy bonitas’.

¿Y cómo lo financiaste?

A partir de allí vino la construcción para poder ir a trabajar con él, porque recuerdo que después de ese mensaje llamé a, la que era mi manager en aquel entonces, Mariana Zuluaga. Y le digo Mariana, ¿te acuerdas de Nacho Maño, no sé si lo conoces, este productor, tal y tal? Lo contacté y dijo que podíamos hacer algo juntos.

Ella, con su manera argentina de expresarse, me responde: ‘no tenés ni para almorzar, ¿cómo vas a hacer un disco en euros?’. Entonces, a partir de ahí empezó toda la aventura y la odisea de terminar llegando donde Nacho. Yo estaba quebrado, pidiendo ayuda de amigos y demás, así que con un par de amigos de Ibagué que habían estudiado en la misma universidad que yo estudié, yo soy graduado de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales del Externado de Colombia, nos inventamos algo así como un Crowfounding.

De pronto apareció alguien que dijo ‘listo, yo entro, arranque que con lo que yo le voy a dar puede arrancar el proyecto’. Entonces me fui a España, con la promesa de ese dinero y 500 dólares que me entregó Mariana en ese momento… y media docena de barritas de cereal de Juan Valdez, que me metió ella en la mochila, por si la cosa se complicaba.

¿El dinero llegó?

No y después de años Nacho me confesó que [en esos tiempos] él nunca comenzaba si no estaba consignado el adelanto en su cuenta, pero por alguna razón, su esposa que es una mujer maravillosa, le dijo: ‘cree en este chico’. Entonces, pasaron los días de la primera semana y el dinero no llegaba, y llegó el primer viernes, desayuno con Nacho, y el me pregunta si va a llegar, y yo le digo que sí, que va a llegar. Segunda semana, el dinero no llegaba. Otra vez viernes, otra vez desayuno, vuelve a preguntarme. Le digo que no sé si va a llegar y él me dice OK, seguimos. Tercera semana, otra vez viernes, otra vez desayuno: ‘Nacho, el dinero no llegó’ Y él me dice, ¿pero va a llegar? No, no va a llegar, le digo. Así que me dice que sigamos, que después cuadramos.

Pero Mariana, mi mánager, me dice que paremos, que veamos en cuanto está el costo de los daños, así podemos ver cómo nos organizamos de nuevo. Yo ahí no me quise devolver y recuerdo que mandé unos correos a mi mamá diciéndole que con las manos vacías no iba a volver a Colombia. Prefería empezar de cero algo en España y ya está.

Y la vida, el universo, como lo quieras llamar… a través de un personaje maravilloso que se llama Leonardo Ortegón, de Ibagué, que vivía en Valencia y que me abrió su casa allá, todo comenzó a solucionarse. Fue él quien aportó el dinero para pagar lo que habíamos hecho, volver a arrancar y terminar, para poder regresar a Colombia con algo mucho más concreto, buscar el capital que me permitiera regresar a terminar el disco. Y eso más concreto era “Baja La Guardia”, una versión diferente con la que terminamos de conseguir el dinero para terminar el disco.

La grabación de Quince de Caminos, el disco con el que ahora retomas las canciones del álbum de esa época, la hiciste en Bogotá. ¿Fue en un concierto íntimo con fanáticos? ¿Cómo seleccionaste los invitados?

Yo quería una grabación en vivo, a mí me encanta ese formato del concierto en vivo. Queríamos algo así como el Primera Fila, que alguna vez hizo Sony Music [con presentaciones de artistas como Vicente Fernández, La Oreja de Van Gogh y Franco De Vita, grabación donde Santiago Cruz fue uno de los invitados]. Algo con público pequeño, muy concentrado en el performance de los músicos y demás.

Hicimos dos tomas, una en la tarde, con club de fans, toma de audio y video, otra noche con invitados, toma de audio y video. Armamos una banda preciosa con algunos miembros de mi banda como el baterista Pedro Acosta, el teclista Ricardo Muñoz, músicos que llevan conmigo 15, 16 años. También con Xavi Satizábal en los coros.

Y le sumamos a esto a Duplat, Diamante Eléctrico y a Juan Pablo Vega.

Y esa fue la banda base, ¿cierto?

A partir de ahí invitamos a Junior Zamora, que es uno de los nuevos artistas, así como Duplat, más interesantes que tiene Colombia. También a Juan Pablo, quien es, básicamente, mi artista colombiano favorito y él se sumó a una canción muy especial del disco.

Con Monsieur Periné, con Santi y con Cata, venimos desde el comienzo de carrera juntos, cruzándonos en eventos, cruzando caminos. Fíjate que terminó siendo este proyecto un testimonio muy lindo de la escena musical pop y pop alternativa y pop rock de los últimos quince, dieciséis años en Colombia. Porque tienes a Juan Galeano, a los Periné, está Juan Pablo, está Junior, está Duplat, está Xavi y estoy yo. Entonces funciona como muy lindo testimonio de la escena pop alternativa en Colombia.

¿Cómo encaja ahí “Un Intento Permanente”? Viste que, generalmente, cuando los artistas regraban un disco suelen rescatar demos de la época o a grabar canciones nuevas con un espíritu muy acorde a esos tiempos…

Yo quise hacer una cosa completamente distinta, sí quería un par de canciones inéditas y una de ellas fue “Todos Tenemos Cicatrices”. Después entendí, que en esa canción la premisa está en el título, es una cosa muy general, pero en “Un Intento Permanente” te estoy contando un poco de cuáles son esas cicatrices, con una estética muy particular.

Porque es una especie de rapeada a un estilo muy personal [el comunicado de prensa oficial la compara con “Serenata Rap” de Jovanotti], donde sin querer ser un MC, ni meterme irrespetuosamente en un lugar que no me corresponde, a manera muy personal hago una canción que funciona como catarsis. Es una reflexión, tal vez de las canciones más personales que he escrito, y quería que fuera algo distinto, arriesgarme a ser algo distinto.

Creo que la peor cárcel en la que uno se puede quedar encerrado es esa que uno mismo se impone al decir ‘yo soy esto’, esto es lo que la gente espera de mí y esto es lo que voy a hacer’. Yo quería algo distinto.

Hace cinco o seis años sacaste el disco Elementales, que también era un disco donde revisitabas canciones con artistas invitados. ¿Cómo conectan estas dos obras?

Digamos que ya había agotado el recurso, en Elementales, de alguna manera; la gran diferencia de esto es que es en vivo. Absolutamente en vivo. Acá no hay un overdo [repetir la toma], no se volvió a hacer nada en estudio. Lo que la gente oye y ve es lo que pasó.

Me parece que en estos tiempos tiene muchísimo valor, que esa es la diferencia principal entre ambos discos. Esa adrenalina que se siente y esa pureza propia de una grabación en vivo.

¿Cómo han sido estos últimos años para ti? El mainstream se ha vuelto un poco más complicado y pareces haber llegado a un punto de tu carrera en el que pareces haber tomado la decisión de lanzar canciones sin pensar en si son virales o no.

En realidad esa siempre ha sido la motivación. Volviendo a “Baja La Guardia” y aquella grabación en Valencia, yo recuerdo estarla escuchando en el estudio, cuando ya teníamos una versión muy armada de la canción.

Recuerdo decirle a Nacho Mañó que pensaba que esa canción no iba a sonar en ninguna parte dentro de Colombia, porque en ese momento sonaba todo lo que fuera con acordeón y con cosas tropicales, eso era lo que funcionaba. Y el me decía: “¿Por qué la estamos haciendo?”. Porque es lo que siento hacer y así he querido manejar mi carrera. Yo he querido defender mi idea de lo que es una canción.

Por suerte, esa defensa sintonizó con gente. Mucha, poca, pero nos sintonizó con gente y a partir de ahí, lo que yo he querido como artista es proponer un viaje. El que se haya querido subir, bienvenido, y el que se haya querido bajar, también bienvenido y gracias por lo compartido, ¿Me explico?

Sí, totalmente.

Creo que el círculo de comunicación artística siempre tiene que partir de lo que tú quieres decir y el error que se comete, desde mi punto de vista, en la industria musical, es que lo que está por encima de la puerta es lo que la gente quiere oír.

Cuando tú te pones a pensar en lo que la gente quiere oír, creo que es un ejercicio muy arrogante, porque la gente es un montón de personas distintas que quieren oír cosas distintas de acuerdo a la edad en la que están o a la hora del día en la que están incluso.

Entonces, cuando tú pones lo que la gente quiere oír como parámetro, creo que terminas un poco homogeneizando la propuesta musical y al público se concentra es en lo que tú quieres contar. Pues es que el punto de vista tuyo, es tuyo y ya está y eso es lo que tú tienes que defender, y eso es lo que yo he querido defender desde antes de Cruce de Caminos y a partir de entonces.

Foto del avatar
Written By
Pablito Wilson