Con la colaboración del joven Iván Zuleta, Diomedes Díaz lanzó en 1995 un álbum convertido en homenaje póstumo a su acordeonero y amigo Juancho Rois.
Para el cumpleaños número 38 de Diomedes Díaz, el aún recordado como El Cacique de La Junta, presentó el álbum Un Canto Celestial. Una obra de homenaje a uno de los pilares de su trayectoria: el acordeonero Juancho Rois, fallecido meses antes en un accidente aéreo en Venezuela.
Durante seis años, desde 1988 hasta 1994, Diomedes y Juancho formaron una de las alianzas más emblemáticas del vallenato. Su entendimiento musical traspasó lo técnico y el junte le dio al género algunos de sus discos más recordados como Título De Amor. Su separación, impuesta por la tragedia, inspiró al Cacique de La Junta.
Para dar forma a este nuevo capítulo, Diomedes eligió a Iván Zuleta, un joven acordeonero de 18 años perteneciente a la dinastía Zuleta. A pesar de su corta edad, Zuleta ya contaba con la herencia y la destreza necesarias para acompañar al cantante en una etapa tan significativa. Con él grabó Un Canto Celestial, el disco número 22 de su carrera.
El álbum reunió canciones de compositores reconocidos del vallenato, como Romualdo Brito, Fabián Corrales, Calixto Ochoa, Edilberto Daza y Mario Zuleta, entre otros. Incluyó temas como “No Tiene Na”, “Me Acompañó La Suerte” y «El Cambio”. Pero fue “Un Canto Celestial”, escrita por el propio Diomedes, la canción central del disco y la que mayor carga simbólica llevó.
En ella, Diomedes narró un recuerdo del día en que Juancho Rois le regaló una estatua de la Virgen del Carmen, patrona de los conductores, marinos y viajeros. El cantante, devoto de esta figura, decidió colocarla en Carrizal, su tierra natal. La letra transformó ese gesto en una forma de inmortalizar la amistad y la gratitud hacia su compañero fallecido. “Me regaló Juancho Rois la Virgen del Carmen, y ahora la tengo en Carrizal, la tierra donde yo nací…”
En entrevistas concedidas durante el lanzamiento, Díaz explicó que publicar el disco el día de su cumpleaños era una forma de compartir ese momento con su público. Un Canto Celestial se consolidó como uno de los discos más significativos de su repertorio, tanto por su contexto como por su contenido. Fue también el inicio de una nueva etapa artística junto a Iván Zuleta, que marcaría los años siguientes del Cacique.
Hoy, al cumplirse 30 años de su lanzamiento, el álbum conserva su lugar como un documento sonoro de duelo y agradecimiento. El vallenato es, en gran parte, memoria cantada. Un Canto Celestial es, en esencia, eso: la forma en que Diomedes Díaz le cantó al cielo, y a los que se fueron, desde la tierra que tanto amó.