Mientras prepara su tercer disco de estudio, la mujer trans que se convirtió en estrella luego de una canción con Bizarrap, reflexiona sobre la industria musical y la realidad contemporánea.
Entrevistar a una estrella tan importante dentro de la comunidad LGBTIQ+ como Villano Antillano, quien se ha destacado por sus declaraciones contundentes y su toma de postura tan genuina en sus declaraciones, es un magnífico reto discursivo. Los hombres heterosexuales y cisgénero todavía tenemos mucho por aprender y por más que intentemos elegir las palabras más adecuadas, no siempre es fácil conseguirlo. También representa un reto, porque al hablar con ella da la impresión de que no siempre la han entrevistado con empatía y se siente como si ella estuviera cansada de repetir algunas de sus ideas.
Villana Santiago Pacheco (nombre de pila que aparece en su documento) cuenta en la nota que cada vez es más difícil que la gente quiera escuchar a los otros, pero también entiende que no puede callarse, que hace música porque la siente y porque ella también está intentando encontrar sus propias respuestas. Si bien se ha referido a sí misma tanto en masculino, como en femenino y con pronombres neutros – y como persona no binaria –, Villana aclara que ser principalmente una mujer trans.
Este detalle no es menor, porque a través de su alterego, Villano Antillano ha logrado ser una de las pocas mujeres trans (vale la pena remarcar que como también se la ha referido como una persona no binaria, ella prefiere ser mencionada de la primera manera) que se ha convertido en una artista de peso en la música latina. Camino que ha compartido con referentes como Arca y, en cierta medida, con el drag queen brasileño Pabllo Vittar.
“Estoy disfrutando ese proceso de crear y sacar energía del caos”, remarca, para hablar tanto del proceso de creación del que será su tercer disco de estudio – del que ya lanzó una canción llamada “XXL”, disponible en plataformas desde comienzos de año –, como de su vida girando por un mundo que, al igual que muchos de nosotros, cada vez siente más dañado.
En junio se cumplieron tres años del lanzamiento de su exitosa sesión con Bizarrap (“que si tengo flow cabrón, que si meto la presión, si tu no puedes conmigo, mala mía”). Tres años en los que lanzó dos discos y muchas canciones sueltas con artistas de la talla de Young Miko, Kenia OS o Mala Rodríguez, y en los que ha explorado con géneros tan diversos como el reggaetón, el hip hop, el trap, la electrónica o el rock. Así que este podría ser un buen momento para recapitular lo que ella ha logrado en todo este tiempo.
Aunque como enfatizará en la nota, no es muy amiga de analizar cada uno de estos detalles. Después de todo «el mundo alrededor se está cayendo en cantos», lo que da para entender que Villana tiene preocupaciones mucho más urgentes.
El mes pasado se cumplieron tres años desde el lanzamiento de tu sesión con Bizarrap y teniendo en cuenta que esta canción impulsó un salto en tu carrera, me gustaría saber cómo la ves en retrospectiva.
Yo estoy más envuelta en lo que estoy haciendo en la corriente, no hago mucho análisis de eso. Sí es algo que atesoro mucho y que atesoré cuando pasó, pero cinco años después, sigo ahí y esa canción me ha llevado a muchos lugares, por lo que estoy agradecida, pero bien enfocada en el presente.
Te lo pregunto porque siento que no solo fue grande para tu carrera, sino que abrió puertas dentro de una industria musical, donde ha sido difícil encontrar representación de mujeres trans o no binarias.
Supongo que no lo suficiente, porque no podemos pensar en más, pero entiendo que algunas personas pueden verlo de esa manera, que es importante el optimismo.
Entendiendo que las personas somos mucho más que las etiquetas que podemos tener respecto a nuestra identidad de género, pero también que este tipo de representaciones pueden ayudar a otros a definirse, me gustaría preguntarte por la forma en que has usado tus pronombres. Por ejemplo, tu proyecto se llama Villano Antillano, pero como persona te llamas Villana Santiago Pacheco.
Tiene que ver con el proceso que va haciendo cada persona, yo entiendo que puedo hablar neutral y puedo usar el lenguaje de esa manera, pero a mi no me pesa circunscribirme a generalizar en masculino o femenino, todos o todas. Legalmente mi nombre es Villana Santiago Pacheco, ese es mi nombre de pila y mi proyecto se llama Villano Antillano, lo que es un lindo cuestionamiento, al ser un hombre tanto femenino como masculino.
Igual me parece interesante que la gente lo diga así y entienda que se está hablando de una mujer, me parece más externo que interno.
Recuerdo haberte escuchado mucho en la época en que lanzaste La Sustancia X, que tenía canciones como “Cáscara de Coco”, con letras que se sentían bien disruptivas, hasta punkeras quizás. ¿Qué tan necesario es hablar sin pelos en la lengua en medio de la industria musical contemporánea?
Yo supongo que depende de lo que se esté hablando y si el tema que se está abordando lo merece. Y también tiene que ver con quién está hablando sin pelos en la lengua, porque no todo el mundo puede. Además se espera, con ciertos temas como el feminismo, que sean las mujeres quienes los toquen, los difundan, cuando son las víctimas.
Soy un ente bien caótico y estoy en mi viaje, así que creo que hay una línea bien definida para mí entre lo que es ser artista y la parte que le toca al público. Yo tengo una parte de la responsabilidad y ellos tienen otra.
¿Qué sientes que has aprendido en ese viaje?
Es que se entrelaza con mi proceso como persona adulta en este mundo, todo ha ido de la mano, porque yo existo, así como tú existes. Y mientras están pasando cosas en nuestro entorno individual, alrededor el mundo se está desmoronando y están pasando cosas bien locas. Ha sido como un proceso superagridulce, porque pueden pasar cosas hermosas en tu vida privada, pero no podemos negar que el mundo alrededor se está cayendo en cantos (por montones).
Entonces, yo siento que he encontrado maneras de quedarme cuerda, el mundo se ha vuelto loco pa’l carajo y yo soy parte de esa loquera, y lo estoy presenciando alrededor mío. Así que creo que he aprendido a cogerla suave.
¿Por qué le pusiste al último disco Miss Misogyny? Ayúdanos a entender ese título.
Me parecía importante llamar las cosas por lo que son, me parecía interesante el cómo se lee, como una celebración. Además la carátula es un poco como de certamen de belleza, ¿sabes? Cómo coger todos estos conceptos, que se le tiran a las mujeres y todos estos marcadores que nos tienen encasillados, y al final del día son lo que empujamos como sociedad a través de las cosas que consumimos.
A las mujeres les exigimos X, Y, ser artistas 360. Tienen que ir y bailar, y estar maquilladas, sin sudar, poder respirar más que cualquier otro artista y dar un show bien cabrón. Mientras que el hombre se presenta como el mahón, no tiene el micrófono prendido porque está haciendo playback… pero partió.
Como todas estas cosas, así es que funciona el mundo. Era más como llamar a las cosas por lo que son.
¿Cómo terminaste grabando con la Mala Rodríguez? Porque además de ser una rapera increíble, no sé qué tanto sepas de cómo su trabajo fue fundamental para conectar el underground y lo mainstream dentro del hip hop latino…
Claro, sí, también. Yo fui una de esas personas que escuchó a Mala Rodríguez siendo bien jovencita, adolescente y la tenía como referente para mi. Yo tenía ese deseo, me había cruzado con ella dos o tres veces, y ella conmigo siempre ha sido la misma, un amor, una persona superespecial con sus consejos.
Yo quería hacer algo bien intenso y terminé haciendo este tema que se llama “Vicio”, al que le estuve dando bastante tiempo en medio de ese rompecabezas que es terminar un tema. Creo que terminé creando un mundo en el que podía pedirle que se trepara.
¿Con qué etapa de la Mala Rodriguez descubriste su música, sus inicios o sus discos más pop?
Yo empecé a escuchar muchas cosas de ella, pero en particular me acuerdo de la canción esta de “Quién Manda”, que fue una de esas canciones que cambió algo en mí, como esa fibra. Una canción que se me pegó un montón y la tengo en el soundtrack de mi adolescencia.
Claro, las canciones de Bruja, que salen en un momento más pop de ella, por eso te lo preguntaba.
También esa que dice: “tengo 33, el trabajo de un hombre no lo puede hacer un niño…”.
¿Qué crees que nos hace falta para tener más estrellas latinas trans o no binarias?
Creo que esa pregunta está bien intencionada, pero es más difícil que eso. Porque sería como preguntarnos qué faltaría en el mundo, es que no tiene que ver con la industria sino con la sociedad. Sería como hablar por ejemplo de por qué una mujer trans no llega a ser doctora, abogada, que llegue a cualquier cargo, también porque nos matan. Nos matan los hombres.
Te entiendo y aunque pueda sonar fuerte sé que tienes toda la razón.
Es así, no llegamos porque nos pasan todas estas cosas horribles (en Colombia, la expectativa de vida de una mujer trans es de 35 años).
¿Estás trabajando en nueva música? Este año presentaste “XXL” y colaboraciones, como la que tienes con Lola Índigo…
Estoy terminando mi tercer álbum discográfico y estoy superemocionada, trabajando con gente brutal. Estoy disfrutando ese proceso de crear y sacar energía del caos, mientras el mundo es una bola de caos. Es un buen momento para el caos y entre las cosas que uno puede hacer, yo estoy transmutando esa energía, para no volverme loca.
¿Qué es lo que más te preocupa ahora de ese caos en el mundo?
Es que yo me canso, o más bien lo que yo pienso es que no es efectivo, que esta música consciente muchas veces no llega porque la gente está en una época en la que no quiere ser consciente. Eso es lo que más me preocupa, que estas cosas horrorosas están pasando a nuestro alrededor y yo me he dado cuenta, y quizás tu te has dado cuenta también, que hay mucha gente que prefiere mirar al lado.
Entonces es feo, como darse cuenta que en realidad esto es una cara de la humanidad, que esto es la humanidad. No me mantengo esperanzada, esa parte de la vida ya la pasé.
No, pero mira, se me ocurre finalizar esta entrevista con una especie de petición, si se puede llamar así. Quiero enfatizar que sos una de las pocas artistas no binarias que ha alcanzado el estrellato en la música y pedirte que sigas alzando tu voz, porque hace mucha falta. Te lo digo con cariño y admiración.
Gracias, pero si bien yo me considero no binaria, en cuanto puedo reconocer que el binario es como un constructo que los seres humanos creamos, yo soy una mujer trans puertorriqueña. Yo soy una persona bastante binaria.