El álbum que conectó Estocolmo, Orlando, Los Ángeles y Nueva Jersey está considerado como uno de los discos más sofisticados del pop de comienzos de milenio.
Cuando los Backstreet Boys publicaron Black & Blue, el 21 de noviembre de 2000 – su cuarto álbum de estudio internacional y el tercero editado en los Estados Unidos –, dicho lanzamiento representó, simultáneamente, la consolidación del dominio pop que habían construido a finales de los noventa y demostró la capacidad ampliación de las propias ambiciones creativas de los cinco integrantes de la agrupación.
Elaborado a través de múltiples países, con distintos métodos de trabajo y tradiciones divergentes de composición, el disco captura un momento en el que la arquitectura del pop trasatlántico alcanzaba su clímax. Así mismo, Black & Blue, sustentado por una red de productores y compositores de primer nivel, cobró vida entre algunos de los estudios más influyentes de aquel momento.
El proyecto se grabó entre julio y septiembre de 2000, con los Backstreet Boys y sus equipos trabajando entre Estocolmo, Orlando, Los Ángeles y Nueva Jersey. La mayor parte del sonido del álbum nació en Cheiron Studios (donde también se hicieron canciones de Britney Spears) y Polar Studios (Estocolmo), bajo la dirección de Max Martin, Rami Yacoub, Kristian Lundin y Andreas Carlsson, quienes aportaron la precisión melódica y técnica característica del grupo. Canciones como “The Call”, “Shape of My Heart”, “Get Another Boyfriend” y “Everyone” reflejan esta influencia.
De forma complementaria, los Backstreet Boys realizaron grabaciones en Parc Studios (Orlando) y Brandon’s Way (Los Ángeles), donde añadieron arreglos y refinamientos adicionales. Además, las texturas rítmicas más oscuras provinieron del equipo de Darkchild en Nueva Jersey, liderado por Rodney Jerkins, cuya producción aportó minimalismo percusivo y un enfoque distintivo en los arreglos vocales. Equilibrando así la dominante estética escandinava del proyecto.
Además, el álbum también se benefició de una contribución notable del destacado artista de R&B Babyface, cuyos créditos en teclados, guitarra, programación rítmica y voces de fondo otorgan a una de las baladas del centro del disco una calidez y fluidez inconfundibles.
A la vez, las cuerdas se grabaron en Estocolmo con músicos orquestales vinculados al entorno de Cheiron, y las labores de mezcla e ingeniería quedaron en manos de un equipo especializado que se repartió las distintas fases del proceso técnico.
El álbum y sencillos en listas Billboard
En cuanto al comportamiento en listados musicales, Black & Blue, y sus sencillos, se desplegaron de manera progresiva y consistente a ambos lados del Atlántico. Así, la competencia en listas de éxitos comenzó el 25 de noviembre de 2000, cuando “Shape of My Heart” alcanzó el puesto No. 1 en el Eurochart de Music & Media. Pocos meses después, en 2001, “The Call” consolidó su presencia al situarse en el número 12, mientras que “More Than That”, en su versión radio mix, continuó la trayectoria en ascenso al llegar al No. 22 ese mismo año.
Paralelamente, el álbum Black & Blue inició su recorrido europeo el 9 de diciembre de 2000 con un debut en el puesto No. 3 del European Top 100 Albums. Una semana más tarde, ascendió al No. 2, posición en la que permaneció durante tres semanas consecutivas, demostrando una recepción sostenida en el mercado del viejo continente.
La respuesta en Estados Unidos siguió una dinámica igualmente sólida. De hecho, El 9 de diciembre de 2000, Black & Blue debutó directamente en el No. 1 del Billboard 200, donde se mantuvo por dos semanas consecutivas. En cuanto a los sencillos, “Shape of My Heart” ingresó al Hot 100 en el No. 9 y, durante 2001, se posicionó en el No. 2 del listado Adulto Contemporáneo (AC), durante ocho semanas seguidas. Ese mismo año, “The Call” alcanzó el puesto 52 en el Hot 100, mientras que “More Than That (Radio Mix)” llegó al No. 27 en la lista general y se destacó en el formato AC, al ubicarse en el No. 6.
En conjunto, Black & Blue se presenta como un ejemplo de producción pop de transición entre siglos, que fue concebida como un proyecto multinacional, colaborativo y minuciosamente planificado. Las sesiones del álbum integraron aportes creativos de distintos continentes combinando: el rigor melódico del equipo de Cheiron, la habilidad rítmica de Darkchild y la creciente participación autoral de los Backstreet Boys.
Paralelamente, el título del álbum elegido por la banda adquirió un matiz más duro, aludiendo a los golpes emocionales provocados por el magnate Louis Pearlman; quien oficio de mánager, pero los explotó, los dejó casi sin recursos y promovió la creación de otro grupo sin su conocimiento (N’SYNC).
Ahora, dos décadas después, el disco sigue siendo un ejemplo emblemático de las capacidades de la infraestructura del pop global y el sonido de toda una generación.
