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Carlos Gardel: noventa años del adiós que selló una devoción eterna

  • Published junio 24, 2025
Carlos Gardel: noventa años del adiós que selló una devoción eterna
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Hace 90 años, El Zorzal Criollo perdió la vida en un accidente aéreo en Medellín y lo que pudo ser solo una tragedia marcó el inicio de una conexión eterna entre Colombia y el tango. 

Este 24 de junio se cumplen 90 años del fallecimiento de Carlos Gardel en Medellín. La muerte del máximo exponente del tango consolidó un vínculo duradero y particular entre Colombia y el género rioplatense. La tragedia ocurrida en el aeropuerto de Medellín dio origen a una relación de memoria, admiración y legado cultural que persiste casi un siglo después.

Gardel llegó a Colombia en 1935 como parte de una extensa gira por el Caribe y América Latina. Tras pasar por Barranquilla, Cartagena y Medellín, su éxito recaló en Bogotá, ciudad que lo recibió con teatros llenos y un entusiasmo generalizado. El público colombiano ya conocía su música a través de la radio y los discos, pero su presencia en vivo elevó el fenómeno a otro nivel. 

En pocos días, el cantante ofreció funciones en varios de los principales teatros capitalinos —el Real, el Nariño y el Olympia— y cerró su paso por la ciudad con una transmisión especial desde la emisora La Voz de La Víctor, en la Plaza de Bolívar. Aquel 23 de junio sería su última actuación.

La mañana siguiente, Gardel abordó un avión Ford Trimotor F-31 rumbo a Cali, con una escala técnica en Medellín. A las tres de la tarde del 24 de junio, mientras la aeronave se alistaba para despegar del Aeropuerto Las Playas (hoy Olaya Herrera), colisionó con otro avión estacionado en tierra. La colisión provocó un incendio que terminó con la vida de 17 personas, entre ellas Gardel, el letrista Alfredo Le Pera, los guitarristas Guillermo Barbieri y Ángel Riverol, y varios miembros de su equipo.

La noticia se conoció rápidamente en todo el país. En Bogotá, las calles se llenaron de gente buscando confirmar lo ocurrido. La edición vespertina de El Espectador se agotó en minutos. En Medellín, miles de personas acudieron al lugar del accidente, en una manifestación de duelo espontánea. A partir de ese momento, la figura de Gardel trascendió su rol artístico para convertirse en símbolo: de nostalgia, de arraigo popular y de una memoria compartida entre Colombia y el tango.

Aunque en vida Gardel ya era una figura consagrada internacionalmente, fue en la muerte donde se cimentó su mito. En Medellín, el impacto fue profundo. El hecho de que Gardel muriera allí, y no en otra ciudad, alimentó una identidad tanguera en la región. Desde entonces, generaciones de antioqueños han cultivado un fervor particular por el tango, que se traduce en coleccionismo, encuentros musicales y festivales. Desde 2006, la ciudad celebra el Festival Internacional de Tango, y el cementerio San Pedro guarda un mausoleo conmemorativo al cantante.

Más allá de Medellín, Gardel dejó huella en todo el país. Bogotá conserva su paso por el Hotel Granada, la emisora de La Víctor y los escenarios donde cantó. Su presencia en la capital también dio lugar a anécdotas curiosas: condujo un automóvil sin licencia por la Calle Real, fue multado, y según algunas versiones, compartió sus últimas horas con una mujer bogotana cuya identidad nunca fue confirmada.

Gardel tenía apenas 44 años. Había grabado cerca de mil canciones, abarcando más de treinta géneros musicales, en varios idiomas. También había filmado películas en Francia y Estados Unidos, y planeaba regresar a Nueva York para rodar dos más. Su intención, según una carta enviada días antes a su representante Armando Defino, era reducir el ritmo: dedicar tiempo a la radio y al cine, visitar a su madre en Toulouse y descansar.

Ese descanso lo encontró de forma definitiva en la tragedia de Medellín. Su cuerpo fue trasladado desde Colombia hasta Buenos Aires, tras un recorrido que incluyó Panamá y Nueva York. Fue enterrado en el cementerio de la Chacarita, donde hoy aún llegan flores, discos y cartas.

A noventa años del accidente, el tango sigue sonando en salones de baile, emisoras, colecciones privadas y encuentros populares en Medellín, Manizales, Pereira, Bogotá y otras ciudades. Colombia no fue solo el lugar de su muerte. Fue también el escenario de su despedida, y con ello, el país donde nació uno de los capítulos más intensos del mito de Gardel.

Written By
Laura Gomez